María Grande al Día

Algunas consideraciones que surgen luego de observar la cantidad de vecinos que concurrían en la mañana de este sábado 25 de abril a realizar trámites diversos ante la oficina volante del organismo nacional de la seguridad social.

Es intención destacar el valor ético e igualitario que tiene esta forma de atender los asuntos de gobierno; y asignar el mérito genéricamente a los años que llevamos en democracia, por no entrar en partidismos.

Para quien no se ha tomado el tiempo de observar el simbolismo de un hecho de esta naturaleza, vale hacer notar que quienes estábamos allí presentes, ejercíamos nada más ni nada menos que un importante derecho ciudadano, en condiciones totales de igualdad. Así de sencillo y así de valioso.

En otros tiempos (y tal vez a lo largo de toda nuestra historia como país independiente), esos “trámites” se efectuaban en el domicilio de un político o en un local partidario. Con los consiguientes casos de injusticias, y las innumerables alternativas de exclusiones  e inclusiones -largas de detallar- que se presentaban; y que van desde el que quedaba fuera de los beneficios por tener otra idea política y ética para sostenerla, hasta el que por necesidad (y a veces también por viveza criolla) le “mentía” al político para recibirla.

En este caso hay por sobre todo una igualdad de derechos al tramitar, en tanto y en cuanto se cumplan los requisitos básicos y de cada trámite, común a todos los comprendidos o interesados. Se trate de asignación por hijos, jubilaciones, créditos para viviendas, etc. las posibilidades son para todos, en trámite de igualdad de derecho y con leyes de respaldo.

E.B.