María Grande al Día

Se trata de una enfermedad producida por un parásito con forma de gusano que se encuentra alojado en los músculos de los cerdos domésticos o de otros animales, como el jabalí y el puma. En Argentina, la principal fuente de infección en humanos es la ingestión de carne o derivados cárnicos, crudos o mal cocidos, que contengan larvas del parásito vivas.

Una vez que las personas ingieren los productos infectados, las larvas se liberan en el organismo, alojándose en los músculos. El cuadro clínico puede ir desde una afección asintomática hasta una enfermedad mortal, dependiendo del número de larvas ingeridas y de las defensas de la persona enferma. Los síntomas de la misma son fiebre, dolores musculares, diarrea, vómitos, hinchazón de párpados y picazón.

Por ello, la directora general del Instituto de Control de Alimentación y Bromatología (ICAB), Karina Meier, instó a la población a «consumir siempre carne de cerdo y sus productos derivados chacinados y embutidos (como jamón, panceta, longaniza, chorizos) elaborados por establecimientos autorizados por la autoridad sanitaria competente, ya sea el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa), Ministerio de Producción y Agroindustria, Bromatología provincial o municipal, según corresponda», Luego agregó que «estos productos siempre deben presentar sus respectivas etiquetas, donde indique que fueron elaborados por empresas autorizadas, la marca, identificación del lote, fecha de elaboración y vencimiento, identificación del establecimiento elaborador y registro ante Registro Nacional de Establecimientos (RNE) y Registro Nacional de Productos Alimenticios (RNPA)».

Entre otras medidas, Meier mencionó que se debe cocinar la carne de cerdo y derivados hasta que desaparezca el color rosado (la temperatura interna debe ser de 71 grados lograda en el centro del corte cárnico por al menos un minuto); como así también no comprar productos en las redes sociales o de venta callejera, la cual está prohibida.

En lo respectivo a la crianza y faena familiar de porcinos, la funcionaria precisó: «Se debe enviar una muestra de carne a un laboratorio oficial para su análisis, y dicha carne no se debe consumir ni procesar antes de recibir el resultado negativo. Es fundamental mantener los criaderos bajo condiciones higiénico-sanitarias adecuadas, no alimentar con basura, animales muertos ni con desechos cárnicos crudos; como también eliminar de los corrales los animales muertos para que no puedan ser consumidos por otros cerdos, ratas ni animales carnívoros». Resaltó a su vez la importancia de consultar a un veterinario de la zona para realizar el análisis correspondiente: «Al realizar la faena de un cerdo o jabalí, es importante consultar al veterinario, quien tendrá la facultad de demostrar la ausencia del parásito por la técnica de digestión enzimática artificial. Para esto, la muestra de primera elección es el diafragma, si este no está se puede llevar músculos de la lengua o maseteros del animal».