María Grande al Día

Culminó este viernes una campaña electoral, posiblemente parecida en mucho a las anteriores, pero con algunas particularidades que pueden señalarse por las tendencias que insinúen hacia el futuro.

Una está referida a la dimensión de los actos de campaña y movilización de ciudadanos por parte de los partidos políticos. Salvo excepciones, los actos públicos estuvieron reservados a estadios cerrados y salas de teatro; muy lejos de las concentraciones  realizadas en el retorno a la democracia como lo fueron los actos de Alfonsín o Luder.

La publicidad de los candidatos utilizó a pleno las nuevas y variadas formas de comunicación que la tecnología en ese aspecto permite. La propaganda fue tan masiva y repetitiva que los aparentemente escasos 35 días de campaña permitidos por la ley electoral, fueron más que suficientes para que las principales propuestas de cada candidato llegaran a ser conocidas hasta el hartazgo, sobrando al menos una semana en que ya nadie quería escuchar más.

Fue todo tan dinámico que inclusive dio hasta la posibilidad de cambios en los enfoques de los candidatos semana a semana, y que esos cambios alcanzaran el conocimiento necesario.

Permitió que algunos desarrollaran a pleno lo que en política quedó como El Teorema de Baglini, político radical que sostenía que el grado de responsabilidad de las propuestas de un partido o dirigente político es inversamente proporcional a su distancia al poder; o sea que cuanto más lejana sea la posibilidad de llegar al poder, más irresponsables son sus promesas.

Y acá está la duda que se develará en la noche del domingo respecto a las estimaciones de las empresas encuestadoras:

Con tantos mensajes retocados, con promesas tan tentadoras, resulta curioso que los números que las encuestas asignan a cada partido, muy poco han variado desde las elecciones primarias hasta acá; no prendieron las promesas o las encuestas están erradas?

Si las encuestadoras aciertan en las cifras, quedaría demostrado que en general el votante no es tan permeable a las promesas de última hora como puede pensarse.

E.B.