María Grande al Día

Queremos compartir el cuento escrito por alumnas del CAI de la Escuela «ciento ochenta» desde el Espacio de Acompañamiento al Estudio. El mismo participó del Concurso de Cuentos «¿Quien apaga las estrellas?».
Hermosa historia de un personaje muy querido de nuestra ciudad.

«NUESTRO QUERIDO MAGÚ»
Por las calles, canchas, veredas y caminos de nuestra pequeña ciudad, llena de árboles, con una avenida cubierta de flores, arbustos, rosales y sus majestuosos jacarandaes y palos borrachos, la que en su comienzo destaca un monumento de nuestro lugar, una torre de cemento, “El Reloj Municipal” en donde todos los turistas posan sus siluetas para llevar un recuerdo de “María Grande”.
Pero tras esos edificios del Banco Nación, Municipalidad, Comisaría, Hospital y Escuelas, se recuerda una silueta torpe y risueña dónde si lo observamos, él no tenía en cuenta si era verano o invierno en su vestimenta, sus andares por las calles y sus cortos diálogos con la gente de la ciudad eran muy especiales, siempre alegre y respetuoso, nunca un mal humor, ni agresividad a pesar de su pobre vida en la calle.
Hoy nos preguntamos ¿Será por esa forma que quedó tanto en el recuerdo de los niños y de todos los habitantes del pueblo? Pocos supieron su nombre pero todos nos encariñamos con él y su forma de ser.
¿Cómo nos marcaste Magú? Tus mejores amigos te escribieron una canción y los escritores del lugar te dedicaron una página.
Hoy los niños de tu barrio te nombran con cariño, por tu historia de vida precaria materialmente, pero iluminada con tu bondad y sonrisa.
Hace algunos años eras joven, aunque nunca se notó en realidad cuántos años tenías, porque eras un niño grande.
Se comenta que por aquel mes de noviembre hubo una boda en el pueblo de un gran amigo suyo, el cual desde la calle, que era su lugar, lo invitó a su fiesta de casamiento, ¿no sé si entendiste Magú de qué se trataba? pero si que estabas muy contento y en medio de tus capacidades diferentes comenzó tu preocupación del preparativo de la fiesta. Le contaste a casi todo el pueblo que tenías que ir a la boda, algunos no entendieron por tu forma de hablar, pero muchos te interpretaron y te ayudaron a que en esos días te cortes el cabello, te probaron ropas, te dijeron que había que higienizarse y ponerse lindo.
No era fácil para él, no tenía ropa, zapatos y un lugar apropiado para vestirse. Pero en esos días anduvo por el lugar su otro amigo David (el que le escribió la canción). Él vivía ya en Buenos Aires pero frecuentemente venía a su casa paterna y de pronto vio la silueta de Magú apurado y agitado, el cual le comentó que tenía que vestirse, ponerse lindo y no tenía nada. Por supuesto David, en medio de su sonrisa y ternura, entendió su preocupación; lo llevó a su antiguo dormitorio, le mostró camisa blanca, pantalones, medias, zapatos, perfume y saco. Tratando de enseñarle cómo vestirse, con su cuerpo poco acostumbrado a esos cambios, ¡estaba nervioso!
Pasando los días, ya tenía su traje para ir a su fiesta, porque no solo era la de su amigo sino también de él celebrando su vida, sus afectos, su sinceridad; todo lo devolvía con su sonrisa y fue tal su desenfado y felicidad que hasta tomó unas copas de más, comió y bailó celebrando también su vida llena de necesidades, pero inmensa en sus sentimientos.
Como un gran contraste es el símbolo de la paz interior, no guarda rencores, no siente envidia ¡Nada tiene y nada quiere!
Magú es un sacudón para nuestras vanidades.
Es un recordatorio para nuestros descontentos.
¡Vaya que enseñanzas nos dejaste! ¡Hasta el más grande y capaz se sentiría pequeño al lado tuyo!
FIN

“Muchachas” (Georgina Villalba, Jaquelina Romero, Sofía Rodríquez
Y Magalí Rodríguez)