Como sociedad nos encontramos próximos a alcanzar cuatros décadas de convivencia democrática, con todo lo que esto significa para un pueblo lastimado por el centralismo porteño, los gobiernos oligárquicos y conservadores, la sucesión de...
Como sociedad nos encontramos próximos a alcanzar cuatros décadas de convivencia democrática, con todo lo que esto significa para un pueblo lastimado por el centralismo porteño, los gobiernos oligárquicos y conservadores, la sucesión de dictaduras, el terrorismo de Estado, el asesinato y desaparición de compatriotas, los levantamientos militares registrados ya en democracia, las privatizaciones de empresas públicas, el desempleo, la pobreza y la exclusión producto de las políticas neoliberales, el endeudamiento externo, el estallido social de 2001, las y los compatriotas asesinados y asesinadas en esas jornadas, la persecución y desaparición de ciudadanos, sumados a los presos políticos de 2016 hasta el día de hoy, la feroz persecución – represión en Jujuy. Esta democracia es la que rescatamos de la más feroz y sangrienta de todas las dictaduras que hemos padecido. De ese implacable infierno, frente a tanta desolación, las manos del pueblo la devolvieron una y otra vez.
No podemos dejar de mencionar el repudio a las represiones contra las luchas docentes, el asesinato del maestro Carlos Fuentealba, la judicialización contra compañeros docentes y la muerte en una escuela de Sandra y Rubén en la provincia de Buenos Aires por la negligencia de las políticas neoliberales, la memoria por Isauro Arancibia, Eduardo Requena y Marina Vilte junto a los casi 700 docentes desaparecidos por el terrorismo de estado.
Esta democracia nos duele, las heridas que nos dejan las injusticias, la pobreza y la indigencia, nuestros adultos mayores viviendo en la calle, nuestros pibes y pibas explotados-abusados- fuera de la escuela, nos recuerdan cada día que comienza las tareas que todavía nos faltan por hacer, o terminar. Porque mientras los dueños del poder paseen grotescamente sus privilegios usurpados, la democracia adolecerá de justicia. Con hambre no habrá democracia plena, con pérdida de derechos tampoco.
Desde este lugar observamos la coyuntura electoral que se aproxima. Somos conscientes del lugar al que pertenecemos y de la enorme responsabilidad de representar a miles de docentes entrerrianas y entrerrianos organizados en AGMER. Una organización de tanta fuerza y prestigio contiene –profundamente hacia su interior- una enorme diversidad y pluralidad de miradas y pensamientos. Y es esta característica, sumada a la convivencia fraternal que nos tenemos, la que nos da una peculiar identidad como entidad sindical. Esta Conducción Directiva Central tiene muy claro ese sentido de pertenencia. Entendemos además, que cuando el/la docente con su voto nos puso en este lugar, lo hizo para que disputemos cada punto de una extensa agenda (lo salarial, lo técnico-profesional, condiciones y salud laboral, etc, etc). “Defender la vigencia y continuidad de derechos, alcanzar y conquistar nuevos”, ese es el mandato central. Pero también pesa en nuestras espaldas la responsabilidad de leer la realidad, interpretarla y advertir lo que puede estar por llegar. La responsabilidad en este punto es profundamente ética, de lealtad frente a las afiliadas y afiliados. Aquí, no advertir lo que puede suceder, guardar silencio frente a posibles riesgos escondiéndose en especulaciones banales constituye, para nosotros y nosotras –integrantes de esta CDC de AGMER- una falta ética grave que traicionaría el mandato soberano de nuestras compañeras y compañeros. Preferimos mil veces el riesgo de exponernos que la deslealtad hacia las trabajadoras y trabajadores.
Necesitamos, hoy más que nunca, ser muy claros. Jamás le dijimos -ni diremos- a cada docente qué partido, alianza o frente electoral votar. No nos corresponde hacerlo tampoco porque eso es un acto individual. Nos conduce, además, un principio que es también estatutario: autonomía de los partidos y de las patronales.
Sí afirmamos que lo que sucederá en estos días en las urnas será una confrontación ideológica, y tiene que ver con la disputa por dos modelos de sociedad antagónicos. Un proyecto que pretende una sociedad dominada por el mercado como regulador de las relaciones sociales, de la mano del capital financiero, los medios de comunicación hegemónicos y la corporación judicial. Su manual de procedimientos es muy claro y básico (sus candidatos hasta lo dicen públicamente): mayor endeudamiento externo, un feroz ajuste a los trabajadores, recortes presupuestarios en educación, salud y seguridad social, reducción del Estado a la mínima expresión posible, avance del proceso privatizador sobre empresas nacionales, sobre las universidades y la educación pública, flexibilización laboral, reforma jubilatoria, intervención de las organizaciones sociales y de los sindicatos que no se arrodillen, represión, persecución y criminalización de la protesta social. Ya lo han intentado y lo han hecho. Ahora, recargados, se aprestan a regresar para concluir con esa agenda altamente nociva para las trabajadores y trabajadores y para las clases populares y medias de este país.
En Entre Ríos el esquema, además, ataca cuestiones puntuales: reforma de la ley previsional Nº 8732; declaración de la educación como un servicio para llevarse puesto el derecho de huelga, amenaza con extender jornadas de clase los sábados, atacar el régimen de licencias e inasistencias, instalación de la cultura del pago por presentismo, desacreditar mediáticamente el trabajo docente, derogación del Estatuto del Docente Entrerriano, regreso de las políticas de gerenciamiento de la institución escolar para luego avanzar en procesos privatizadores en educación, ofensiva contra la estabilidad docente (precarización laboral) intervención o disciplinamiento de la Obra Social (desfinanciándola previamente) y volver a privatizar los servicios eléctricos. Persecución, sanción y castigo (con las pertinentes campañas de desprestigio en las que son expertos) hacia todos y todas quienes se movilicen. Llana y directamente un escenario de alarmante pérdida de derechos.
Queda claro, así, que ese modelo de sociedad encarnado en cada expresión de derecha, neoliberal y conservadora constituye -para este sindicato- una derrota inmediata para cada trabajador y trabajadora, para nuestras familias, las familias de nuestros alumnos y alumnas. Un retroceso en años sobre derechos conquistados tanto para los sectores populares y medios de nuestra sociedad.
Nosotros concebimos un modelo profundamente democrático y a favor de las grandes mayorías, en donde la distribución de la riqueza sea sobre la base de mayor justicia y equidad social. Entendemos al Estado como activo mediador entre el capital (el mercado) y el mundo del trabajo. Que promueva y resguarde derechos, que sostenga las Convenciones Colectivas de Trabajo, que defienda los bienes naturales comunes energéticos y estratégicos, que defienda la producción nacional, que fortalezca las universidades de la Escuela Pública, al igual que la salud y la seguridad social, que fomente el empleo genuino y dignifique salarialmente a cada trabajador y trabajadora. Que, en definitiva, elimine definitivamente la pobreza en este país.
Para escenarios como los que vendrán hemos preparado nuestra organización sindical. No es azarosa la insistencia -en nuestros documentos, declaraciones y demás materiales- de sostener la unidad interna, de poner el objeto de confrontación afuera de AGMER, al llamado permanente de respetarnos aún en las diferencias, para nosotros y para toda la clase trabajadora. Hoy podemos dar testimonio de ese esfuerzo, cuando encaramos distintos procesos de lucha lo hacemos desde el conjunto, muy lejos de las internas y cruces mediáticos de otros tiempos. La interna de AGMER ya no es noticia, sí sus frentes de disputas y conquistas. Esa tranquilidad hacia adentro, la confianza que nos tenemos aun no pensando del mismo modo, es el combustible que necesitamos para enfrentar al modelo del mercado y del capital financiero. Esta es nuestra fortaleza y refugio de nuestro cuerpo de derechos.
Comisión Directiva Central | AGMER
10 de agosto de 2023
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