Eva Duarte de Perón ejerció un rol trascendente en la configuración de los derechos de las mujeres argentinas, aunque paradójicamente fue enfrentada por otras mujeres de poder, que se oponían, tenaces, a los avances y profundos cambios sociales conseguidos por la abanderada de los humildes en su corta pero intensa vida.
Aunque la historia de las grandes mujeres nacionales se remonta a más de dos siglos, en los comienzos de las gestas revolucionarias por la independencia de la patria que forjaron nuestros próceres, el aporte de Evita en la consagración de las mujeres como sujeto soberano y de derecho, es incomparable con cualquier otra conquista de género que tuviera lugar desde entonces y hasta nuestros días. Sin embargo, ese derecho con el que empoderó a todas las mujeres de su tiempo y más allá, para votar y ser votadas, mediante el sufragio secreto y universal, queda inscripto en la historia personal y política de Eva, apenas como una más de las muchas conquistas y reivindicaciones que esa joven mujer hizo a nuestro pueblo, al asumir ella misma un rol político protagonico que cambió para siempre la historia de las mujeres de Estado, y cuyo legado es estudiado y elogiado hasta el presente en nuestro país e incluso a nivel mundial.
Al celebrarse el Día Internacional de la Mujer, es necesario recordar, también, la dulzura con la que esa mujer enérgica y visceral abrazó a los más necesitados, a los desclasados, a los sin nombre ni destino.
Eva Duarte murió siendo aun demasiado joven. No tuvo hijos pero fue madre de todos los argentinos huérfanos de Estado que vieron en ella una esperanza y llamó, inevitablemente, a todas las mujeres a la acción política. Sus convicciones de género quedaron plasmadas en aquel memorable discurso de enero de 1947, en el que anunció que “la mujer argentina ha superado el período de las tutorías civiles, porque desde ahora poseen un claro sentido de su deber y una noción real de sus derechos”.
Siento que al hablar de esta mujer pública, histórica y real hablo también de muchas otras que existieron y permanecieron anónimas, y de tantas más que en el tiempo presente hacen patria restaurando derechos, ocupando muchas veces el rol protector que le cabe al Estado. No hablo de la Evita justicialista sino de la Evita ciudadana, argentina, universal. Su trabajo fue para el género y su legado para las generaciones de mujeres que le siguieron sin distinción de partido. A todas las mujeres luchadoras en su día, mi saludo, mi admiración y mi respeto por siempre.
Diego Lara
Diputado provincial