María Grande al Día

El 27 de febrero se celebra el Día Mundial de la Anosmia, con la intención de concientizar a la población sobre el trastorno que produce la ausencia del olfato. La fecha fue propuesta por Daniel Schein, un ingeniero estadounidense que nació con anosmia, con el objetivo de difundir esta condición y ofrecer más y mejores oportunidades de tratamiento.

Si bien podría parecer que la anosmia (pérdida total) o la hiposmia (disminución) son problemas menores para la salud de las personas, el sistema del olfato cumple un papel vital al ser una referencia de alerta. Tanto en la degustación de sabores, como en nuestras interacciones sociales, el olfato es clave, incluso, para detectar potenciales amenazas y advertirnos sobre el peligro que encierra una fuga de gas, alimentos que se han echado a perder o un incendio.

Por ello, es fundamental realizar los controles con especialistas en otorrinolaringología para detectar cualquier trastorno de este tipo, que aunque tenga una manifestación mínima o leve, puede tener efectos negativos en la calidad de vida de las personas.

En tanto síntoma médico, la pérdida de olfato ha ganado más atención en los últimos tiempos debido a su asociación con el Covid-19. La mayoría de los estudios describen que entre un tercio y dos tercios de los pacientes con coronavirus han tenido algún tipo de pérdida del olfato y del gusto.

También puede haber otras causas que provocan este trastorno: traumatismos, enfermedades neurodegenerativas, infecciones o afecciones respiratorias como la rinitis alérgica, que pueden ocasionar una pérdida temporal o leve.

Existen tratamientos específicos y nuevos medicamentos indicados por especialistas tanto en el sistema público de salud como en los servicios privados, que mejoran esta condición, por lo cual la recomendación fundamental es la consulta temprana para la detección precoz.