01/05/2021 Sociales
Opinión: ESTADO, UNIVERSIDAD, EDUCACIÓN Y OPORTUNIDADES – por el Prof. M. Castaldo

Es fundamental en el Siglo XXI que el Estado, en todos sus niveles, promueva más educación y sobre todo, más educación superior y universitaria para todos, en cada ciudad y en cada pueblo. Desde el Espacio de Formación de Agmer María Grande...

Opinión: ESTADO, UNIVERSIDAD, EDUCACIÓN Y OPORTUNIDADES – por el Prof. M. Castaldo

Es fundamental en el Siglo XXI que el Estado, en todos sus niveles, promueva más educación y sobre todo, más educación superior y universitaria para todos, en cada ciudad y en cada pueblo. Desde el Espacio de Formación de Agmer María Grande venimos insistiendo desde hace tiempo en formación universitaria para que nuestros compañeros docentes y nuestros alumnos profundicen sus conocimientos y se preparen mejor para encarar el mundo que les toca vivir. Lo hemos hecho en el Encuentro Pedagógico Federal que acompañó la Feria del Libro Entrerriano y lo hemos formalizado como propuesta a nuestras escuelas secundarias. Hay que crear carreras universitarias públicas en nuestros pueblos, hay que generar talleres de formación superior y universitaria en las escuelas secundarias, hay que otorgar más becas a aquellos estudiantes que las necesiten. La contribución de las grandes fortunas debe transformarse en un impuesto permanente para financiar más educación pública. A nivel provincial, hay que subrayar que los egresados de UADER, por ejemplo son, en muchos casos, el primer título en su familia, que se esforzó mucho para que ese joven llegue al final de la carrera universitaria pública. El triunfo del mérito llega con la ampliación de las oportunidades para el mérito. Hay que generar tutorías universitarias en secundaria, hay que empezar a leer textos universitarios en secundaria para generar una transición más sólida entre niveles educativos. En ese sentido, comparto un trabajo que presentamos hace un par de años con la Prof. Daiana Eberlé en la UNER, en el marco del programa Nexos Secundaria – Universidad. En nuestro caso, fuimos como docentes del Área de Ciencias Sociales de la Escuela Nro 55 “Héroes de Malvinas” junto a nuestras compañeras del Área de Lengua y Literatura. Una sociedad más democrática será una sociedad en la que el Estado apuesta fuerte y sin dobles discursos, por la educación pública, y sobre todo, por la universidad pública, por el acceso de todos los sectores sociales a las oportunidades de la educación superior. El texto que compartimos forma parte de nuestro libro libre digital “Memorias por Venir del agua, la tierra y el aula. Apuntes entrerrianos sobre nuestra historia, nuestra cultura y nuestra educación”. Las nociones de alfabetización y formación hoy implican desafíos políticos y pedagógicos multidimensionales.

LAS TRES DIMENSIONES DEL DESAFÍO ALFABETIZADOR DE NUESTRO TIEMPO

“Es preciso ubicarse entre la nostalgia
conservadora y la utopía ingenua”
ROGER CHARTIER

Las formas de leer, escribir y alfabetizarse han sido muy variadas en la historia humana. Desde la invención de la escritura en el mundo antiguo, la alfabetización ha recorrido una pluralidad de formas, métodos, definiciones, exigencias y posibilidades hasta llegar a nuestra época. Cada sociedad, cada cultura, en cada momento histórico le ha dado un sentido diferente a la práctica de leer y escribir. En el Egipto de los faraones, los escribas eran unos pocos funcionarios al servicio del monarca-dios y los papiros eran preparados por otras manos artesanas. La escritura era una práctica política, una labor al servicio del poder. Cincuenta siglos después, la sociedad argentina entraba al año 1900 de nuestra era con una estructura social similar: las decisiones -incluyendo la de alfabetizar al pueblo- era tomada por la elite letrada. Recorrer la historia de la cultura escrita es recorrer la historia de la desigualdad, proceso asociado a estrategias de distribución del poder político, económico y cultural y a las finalidades y acciones de los sistemas educativos.

LEER, ESCRIBIR, ALFABETIZAR(SE): ¿CÓMO DAR LAS BATALLAS?

La imprenta, al inicio de la modernidad eurocentrada, la política de creación y expansión pública después de la Revolución Francesa en 1789 -en su lucha ideológica y cultural contra el antiguo régimen feudal-, las exigencias de la evolución de la sociedad industrial, la máquina de escribir, la computadora y ahora el teléfono celular han sido novedades técnicas, políticas y económicas que han impactado sobre los pueblos de distinta manera, afectando fuertemente lo que se define como alfabetización y como educación en general. Como dice claramente Emilia Ferreiro, “los verbos leer y escribir no tienen una definición unívoca, son verbos que remiten a construcciones sociales, a actividades socialmente definidas” (FERREIRO E., 2001, p. 7). Hay formas de leer y escribir diferentes en cada cultura, en cada país y hay formas diversas de leer, escribir y comprender en cada profesión, en cada actividad, en cada corriente pedagógica y en cada organización social. La misma autora nos plantea pensar si hoy estamos frente a una renovación o una revolución en los modos de leer y escribir. Casi veinte años después de iniciado ese debate pedagógico y con toda la experiencia acumulada, tenemos que rediscutir qué sentido político se le ha dado a las propuestas renovadoras y qué resultados hemos tenido en nuestras escuelas y en nuestra sociedad.

Ponerse de acuerdo en un concepto de alfabetización no es fácil, para algunos autores es imposible. Pero podemos buscar acordar algunos criterios básicos. La traducción castellana del inglés literacy ha sido alfabetización, pero en otros sentidos esa idea puede significar letrado, ilustrado, instruído, y otra discusión es que nivel de lectura, escritura y comprensión son necesarios para ser considerado alfabetizado o instruído. Berta Braslavsky explica que hay más de una treintena de concepciones de alfabetización, pero podemos subrayar de su trabajo dos posiciones sobre esta cuestión educativa fundamental: por un lado, los que entienden la alfabetización en sentido elemental, como desarrollo de las capacidades básicas de lectura y escritura, y por otro, los que entienden la alfabetización en sentido amplio y metafórico como “el proceso cognitivo-creativo de comprensión y reelaboración del universo perceptivo simbólico-lógico-imaginativo”. Contra esta noción ampliada -que se puede ver en diseños curriculares ambiciosos de fines de los ´90-, la autora señala “deliberada oposición de dos asociaciones científicas de gran trascendencia, IRA y NAEYC”, la Asociación Internacional de Lectura y la Asociación Nacional para la educación de los niños pequeños de EE.UU (BRASLAVSKY, 2003, p.5). Si se quiere, esta tensión pedagógica es la que ha atravesado a la escuela pública en los últimos años: por un lado, los gobiernos y sus funcionarios -lectores simplistas y acomodados de pedagogías renovadoras- le han exigido a los docentes amplitud, flexibilidad, apertura e inclusión, y por el otro, la sociedad y los padres le reclaman la enseñanza de cuestiones básicas y exigencias que no pueden obviarse. ¿Cómo resistir y profundizar la batalla en los dos frentes?.

CONCEPCIONES DE LA LECTURA Y LA ESCOLARIZACIÓN

¿Qué representaciones tenemos sobre la lectura?. Para Daniel Cassany, existen tres maneras de entenderla: la concepción lingüística que nos plantea que “leer es recuperar el valor semántico de cada palabra y relacionarlo con el de las palabras anteriores y posteriores”; la concepción psicolingüística, que nos aclara que a veces “entendemos cosas que no fueron dichas” (CASSANY D., 2006, p. 3), porque el sentido se separa de su acepción semántica, y la concepción sociocultural, que afirma que detrás de un discurso, de un autor y del lector hay puntos de vista, ámbitos institucionales y que

“Tanto el significado de las palabras como el conocimiento previo que aporta el lector tienen origen social. Venimos al mundo con la mente en blanco; quizá tengamos una capacidad innata para adquirir el lenguaje, pero sólo la podemos desarrollar al interactuar con una comunidad de habla determinada: catalana, occitana, quechua, purépecha o cualquier otra. Quizá las palabras induzcan el significado, quizá el lector utilice sus capacidades diferenciales para construirlo, pero todo procede de la comunidad” (CASSANY D., 2006, p. 6)

Las pedagogías críticas -Paulo Freire, Iván Illich y otr@s- en el último medio siglo han reclamado de distintas maneras a la escuela que salga de las lógicas pedagógicas tradicionales y que se inserte con mayor realismo en la comunidad. Algunos han denominado ha ésto desescolarización, y si bien es cierto que las prácticas educativas renovadoras de muchas organizaciones populares han servido como ejemplo para cambios políticos y culturales importantes, también es cierto que sigue siendo una tarea cotidiana pensar la desescolarización en forma metafórica: salir de la escolaridad tradicional, cerrada y esquemática y construir una escolaridad realista, crítica, abierta, democrática y comprometida. Una dimensión subjetiva que afecta tanto a docentes y alumnos como lectores y escritores es la noción de experiencia, acontecimientos singulares que nos transforman, deja huellas, marcas.

RESPONSABILIDADES, LECTURAS POLÍTICAS Y DUDAS RESILIENTES

“El peor analfabeto es el analfabeto político”
BERTHOLD BRECHT

La escuela no es la única fuente de alfabetización y formación. El modelo de análisis socioconstructivista con el que coincidimos nos muestra que el hogar es fundamental en las primeras etapas de la educación y que la tarea educativa es responsabilidad compartida de la escuela, la política gubernamental y la sociedad. Braslavsky repasa la definición de alfabetización difundida por Naciones Unidas, que entiende esta labor como un “largo proceso que comprende todo el desarrollo humano…que mucho tiene que ver con la escuela… pero que también depende de la sociedad y de la política” (BRASLAVSKY B., 2003, p.3). Citando a Richard Venezky, la misma autora nos dice que “la política afecta la definición de alfabetización y viceversa, el tipo de definición y el tipo de involucramiento de la política afecta la financiación”. Un estado que, con suerte, sólo entiende por alfabetizar sólo aprender a leer y escribir y desarrollar algunas capacidades básicas, no invertirá mucho en la educación pública. Menos, la política que ajusta y se lava las manos y echa todas las culpas a los docentes. Necesitamos cambiar esta historia. Necesitamos releer y repensar aquellos forjadores de las políticas educativas como Juan Francisco Seguí, Marcos Sastre y Alejo Peyret que, en épocas de la Confederación Argentina, anticipaban que sólo el despliegue de la educación popular multidimensional, soberana y federal iba a ser parte de los cimientos de la República y la Democracia que proclamamos y que todavía anhelamos. La educación no puede sóla cambiar toda la estructura social, pero no habrá democratización sin una política clara y real de desarrollo educativo.

Siguiendo una categorización propuesta por Jacques Ranciere, creemos que muchos funcionarios y actores institucionales han hecho una lectura policial de las pedagogías renovadoras, y han evitado una lectura política y democrática de los mismos. Esa lectura reduccionista y simplista ha señalado culpas sólo en la escuela y sólo en los docentes por los denominados fracasos educativos y sociales. En este trabajo queremos decir lo contrario: con sus bemoles, la heterogénea resistencia pedagógica desarrollada en nuestras escuelas ha evitado que la debacle social y educativa sea mayor. Por supuesto que el docente no debe abandonar su trabajo permanente de lector, pero con salarios bajos y recarga de trabajo para sobrevivir, la lectura se transforma en un problema doble, personal y político. La interpelación es cotidiana: ¿Cómo enseñar a leer y escribir en un marco de diálogo entre culturas, entre generaciones, entre diferencias? ¿Cómo generar condiciones para un aprendizaje sostenido? ¿Cómo enseñar a leer y escribir con docentes que tienen toda la responsabilidad para el sistema, pero el sistema los margina? ¿Con estas condiciones sociopolíticas y económicas, no corremos el riesgo de ser nosotros analfabetos, porque perdemos a diario el derecho a la lectura y la escritura?

FRONTERAS ACTUALES ENTRE ALFABETIZACIÓN Y ANALFABETIZACIÓN. LA TRIPLE DIMENSIÓN DEL DESAFÍO

“¿Celulares, sí o no? Una pregunta que atraviesa
las aulas y la discusión teórica”
PABLO CORSO, Diario La Nación,
BsAs, 12/8/2018

“Para los hijos de los proletarios desheredados del Barrio
Saint Marcel, las bibliotecas se arman hoja a hoja e
incluso las que se pueden sacar del alimento cotidiano
están raramente enteras”
JACQUES RANCIERE
“La noche de los proletarios”

Tampoco es cierto que las escuelas y los docentes no intenten adaptarse al buen uso de las nuevas tecnologías, pero las inversiones del estado en éste rubro son bastante bajas o nulas, y además, el mundo empieza a dar la vuelta en el camino de estos debates. Francia, por ejemplo, decide políticamente prohibir el uso de los celulares en sus escuelas a fines de 2018 (INFOBAE, 2018, Febrero). El filósofo galo Gilles Lipovetsky dice hoy que, “creo que tenemos que reintroducir una cierta exigencia en el sistema educativo” (CÁNEPA, A., 2019 Junio, p.11). La catalana Marina Garcés cuestiona el “analfabetismo ilustrado y la credulidad sobreinformada” de nuestro tiempo, afirmando que, “¿qué pasa, cuando sociedades relativamente cultas e informadas como las nuestras, al mismo tiempo se entregan a situaciones de impotencia política y colectiva tan grandes? (DEBAT, L., 2019 Abril, p.15). Manuel Castells busca respuestas en este sentido, analizando las “redes de indignación y esperanza” de los últimos años a nivel global (CASTELLS, M., 2012).

Las actuales nociones de alfabetización funcional piensan en éste escalón a aquellos alumnos y personas que logran escribir, leer y comprender un párrafo. La escuela parece estar todo el tiempo situada en una frontera móvil entre alfabetización funcional y analfabetismo funcional. Por lo demás, ya la escolaridad básica no alcanza para las exigencias educativas y culturales de nuestra época. Tenemos que repensar donde estamos parados docentes y alumnos y que más podemos hacer. Para nosotros, la tarea y la lucha de los docentes se debe dar en tres dimensiones simultáneas: la de la alfabetización básica -lograr lectura y escritura elemental con los alumnos que la necesiten, leer, pensar y comprender creadoramente con ellos-, la de la alfabetización cultural -leer y reflexionar cuestiones de nuestras áreas y asignaturas, de la realidad social, y empezar a leer, por ejemplo, textos universitarios en la secundaria- y la alfabetización política -la reflexión crítica sobre el contexto político, ideológico, biotecnológico y social en el que nos movemos- que nos permita renovar el sentido de la educación pública y transformarla en un movimiento de conciencia y acción transformadora. “Tan ilustrados como valientes”, proponía José Artigas en los comienzos de la lucha federal.

Parece que tenemos que seguir arreglando la canoa educativa mientras remamos. Pensemos lo que hemos logrado y qué más podemos hacer, dentro y fuera de las aulas por una sociedad mejor. La alfabetización en sentido básico y en sentido ampliado a la vez la construimos interdisciplinariamente todos los días. Todos sabemos algo e ignoramos algo, todos nos alfabetizamos y nos formamos entre todos. La necesidad de reforzar la lectura y escritura viene discutiéndose institucionalmente desde hace tiempo: el año pasado fue uno de los ejes del denominado Plan Nacional de Formación Permanente. El Estado ya abandonó el desafío, nosotros no. Valoremos y disfrutemos cada libro que leímos con los gurises, cada texto, cada noticia, cada trabajo en las computadoras o usando productivamente el celular -al que tenemos que disputarle tiempo, memoria y utilidad-, cada proyecto y cada producción. Pensemos si es posible elevar la vara en los tres planos de nuestra batalla educativa. Pensemos y planifiquemos que más podemos hacer. Ranciere nos cuenta de aquel “maestro ignorante” que logró lo que parecía imposible con sus alumnos.

Prof. Mauricio Castaldo

BIBLIOGRAFÍA:

-BRASLAVSKY, B. (2003), ¿Qué se entiende por alfabetización?, en Lectura y Vida, Revista Latinoamericana de Lectura, Junio.

-BRITO, ANDREA (dir.) (2010), Lectura, Escritura y Educación, Rosario, Homo Sapiens, pp. 19-47.

-CÁNEPA, A. (2019), La reinvención del consumo, entrevista a Gilles Lipovetsky, BsAs, Revista Ñ, Junio 1ro, p.11.

CASSANY, D. (2006) , Tras las líneas. Sobre la lectura contemporánea, Barcelona, Anagrama, pp. 21-43.

-CASTALDO, M. (2018), ¿Qué era el federalismo? ¿Cuál es la Entre Ríos que Urquiza soñó?, Apuntes para una historia del mundo entrerriano, Cap. 3, en http://mauriciocastaldo.blogspot.com/2018/01/que-era-el-federalismo-cual-es-la-entre.html

-CASTELLS, M. (2012), Redes de indignación y esperanza. Los movimientos sociales en la era de internet, Madrid, Alianza Editorial.

-CORSO, P. (2018), ¿Celulares, sí o no? Una pregunta que atraviesa las aulas y la discusión teórica, BsAs, Diario La Nación, Agosto 12, versión web en https://www.lanacion.com.ar/opinion/celulares-si-o-no-una-pregunta-que-atraviesa-las-aulas-y-la-discusion-teorica-nid2160924

-DEBAT, L (2019)., Filosofía para derribar mitos, Entrevista a Marina Garcés, BsAs, Revista Ñ, Abril 20, p.15.

-FERREIRO, E. (s/f) , Leer y escribir en un mundo cambiante, Conferencia expuesta en las Sesiones Plenarias del 26 Congreso de la Unión Internacional de Editores, CINVESTAV-México.

-FERREIRO, E. (2001) , Pasado y Futuro del verbo leer, en Pasado y presente de los verbos leer y escribir, México, SEP/FCE, pp. 29-44.

-INFOBAE, sin firma, (2018), Francia prohibirá el uso de celulares en las escuelas, Febrero 25, en https://www.infobae.com/america/tecno/2018/02/25/francia-prohibira-el-uso-de-telefonos-celulares-en-las-escuelas/

-RANCIERE, J. (2003), El maestro ignorante. Cinco lecciones sobre la emancipación intelectual, Barcelona, Laertes Ediciones.

-RANCIERE, J. (2010), La noche de los proletarios: archivos del sueño obrero, BsAs, Tinta Limón.

*Enlace al libro digital completo “Memorias por Venir”:
https://agmer.org.ar/index/wp-content/uploads/2020/12/Memorias-por-venir-del-Agua-la-Tierra-y-el-Aula-AGMER-2020.pdf

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