María Grande al Día

Como un «deja vu», quienes transitamos el centro paranaense de esta mañana de jueves nos encontramos con el contratiempo del corte de calle Laprida, entre Córdoba y Santa Fe, lo que por sí generó que se complejizara aún más, el ya de por sí problemático tránsito por las callecitas de la capital de nuestra provincia. Un paisaje que nos hizo recordar al conflictivo 2008-2009.
Camionetas 4×4 apareadas cerquita una de otra, estacionadas sobre la calle, sin dar lugar a que pasen colectivos, ambulancias, transportes escolares o el mismo tránsito de autos o motos particulares.
El motivo no era una nueva Resolución 125, o las retenciones reinstaladas del gobierno nacional que las había prometido sacar, que las sacó, pero luego las repuso. Tampoco el motivo de la protesta tenía que ver con la problemática que aqueja a las economías regionales o al sector lechero que va de peor en peor… no, nada de eso… la protesta era porque la Justicia entrerriana por fin se ha puesto los pantalones largos y en seis oportunidades, sí “seis oportunidades” (si contamos las presentaciones de AGMER que originaron luego el Decreto declarado nulo en otras tres oportunidades más), en las tres instancias judiciales, ha establecido límites razonables para la fumigación terrestre y aérea en el radio de cada escuela rural.
No es que se prohíba la producción en el radio de las escuelas rurales, lo que se limita es la aplicación de sustancias sobre las escuelas y en radio a éstas. Como explica una señora en un video que se ha hecho rodar en las redes sociales, se puede producir huerta, se puede promover la ganadería, la producción de animales de corral, como así también la producción de frutales, de igual manera que la apicultura, como así también la producción avícola que nuestra provincia es una de las principales productoras. En fin.. producciones que seguramente los papás de estos señores y señoras que hoy estaban cortando calle Laprida, o los abuelos de éstos, o incluso ellos mismos de niños hacían ayudando a sus padres en la producción familiar.
¿Es tan ilógico? Y en todo caso, si se entienden con razón, por qué no dejar que esta situación se resuelva por carriles formales? Pueden recurrir a la Corte Suprema y no caer en el piquete, en el apriete, en la medida de fuerza o de choque.
Señálese que antes de esta limitación definida por la justicia entrerriana la producción avícola contaba con una delimitación precisa respecto a la aplicación de agrotóxicos en rededor de las granjas. Fíjense qué paradógico: “los pollos tenían más protección de los gurises que asisten a las escuelas rurales”.
Hace poco tuve la suerte de conocer en un curso que, si tomamos el indice de calidad de vida, según las relaciones o vinculación con el entorno ambiental, los entrerrianos estamos por arriba de santafecinos y cordobeses, y por supuesto muy alejados de los bonaerenses, disfrutando de una mejor calidad de vida en una relación de respeto con el ambiente (aún cuando lo vapuleamos bastante) . Ojalá no perdamos ésa situación, que la avaricia y la voracidad de unos pocos no nos alejen de ése lugar de privilegio.

Publicado en su muro de facebook por Jose Federico Mastaglia