María Grande al Día

OPINION DE EDUARDO BRUNO

Las noticias del último fin de semana son terminantes: la ex presidenta de la Nación ha sido “imputada” de un delito, fue citada a la justicia, la prensa ya la ha condenado y afirma que su detención es un hecho.
Con este panorama pareciera que lo único que queda para quienes la apoyaron es buscar un lugar donde esconderse y disimular (u olvidar) sus anteriores convicciones. Así de fuerte es la arremetida que se ha emprendido para borrar todo vestigio de kirchnerismo; y en este estado de cosas, sospecho que no pocos y por distintos motivos, preferirán mirar para otro lado, silbar bajito y esperar mejor oportunidad.
Como amateur de muchos años en las dos cosas en juego, política y periodismo, no quiero guardarme las sensaciones de estos momentos. De escuchar por radio los títulos de los diarios del domingo, salté a la computadora.
Adherí a Kirchner desde su postulación. Fue muy claro al decir cuando asumió cuáles eran sus convicciones, como también aclaró que no dejaría tales convicciones en la puerta de la Casa de Gobierno. Y cumplió con su palabra.
Respeto profundamente a la gente seria de la política, milite donde milite. Con esa noción, creo que los grandes de la política llegan al poder por motivos muy superiores a la angurria del dinero.
Por último: ¿Será necesario tener que repetir aún que desde hace varios años Clarín (lo he leído desde los años 60) ha dejado de ser un medio informativo para construir la realidad que conviene a sus intereses y a sus grupos económicos sin ningún disimulo?
Lo mismo hablar de gran parte de la justicia, que así como duermen expedientes por años sin moverlos, siempre tienen uno a mano, a la medida que resulte necesario. En este caso, tras la declaración del “arrepentido” se decretó el secreto del sumario. ¿Cómo llegan a Clarín los contenidos? ¿O imaginan como les parece?
Yo no gané ninguna licitación. No tengo cuentas ocultas. Ni siquiera he ganado un peso de la política. Tampoco he tenido cargos políticos. Fui concejal sin cobrar un peso, y sosteniendo esa idea para todos.
No quiero quedarme en silencio, como si tuviera que avergonzarme de una adhesión política.