María Grande al Día

Esta semana dimos nuestra opinión sobre el discurso de la apertura de sesiones en el Concejo Deliberante. Esta tendencia a culpar al gobierno de Macri de “todos los males” –como si antes vivíamos en un paraíso- lo hemos percibido también –con distintos matices, es cierto- en las últimas sesiones del Concejo, especialmente cuando se trataron temas como el Presupuesto 2017 y la Ordenanza Impositiva 2017. Escuchamos palabras como inflación, pobreza, baja del consumo, desocupación, y adjetivaciones como “gobierno nefasto”, “corrupto”, “meterle la mano en la dignidad del trabajador”, etc.etc.
No ha sido nuestra costumbre, y tampoco de los bloques radicales anteriores, hablar de la política nacional en los debates en el Concejo, pero por primera vez tuvimos que señalar nuestros puntos de vista al respecto.
Sin el menor atisbo de autocrítica, hay concejales que parecen haber entrado en una campaña de desgaste similar a la que está realizando el Kirchnerismo a nivel nacional.
Como lo dijimos, la “crisis de Macri” por suerte no repercute en la economía municipal, quien se sigue desarrollando con total normalidad. El presupuesto municipal aprobado para 2016 fue de 49 millones de pesos y para 2017 de 67 millones.
Y podemos señalar posturas y discursos contradictorios: cada vez que se tratan temas como el presupuesto, o el pago de pavimento, o la ordenanza impositiva municipal, o incluso el monto para el uso de la combi municipal por parte de instituciones, hay concejales que hablan de la necesidad de equilibrio presupuestario, no tener déficit, se justifican los aumentos de las tasas, cosas que hemos compartido y apoyado, pero cuando se trata del incremento de las tarifas de electricidad y gas a nivel nacional, se ataca con dureza los aumentos realizados.
Si es a nivel local está bien, porque hay que mantener el equilibrio presupuestario.
Si lo hace el gobierno nacional está mal, y es un gobierno antipopular y nefasto.
Como la capacidad de autocrítica Kirchnerista parece nula, recordamos que el país perdió durante estos doce años de “gobierno nacional y popular” la soberanía energética, y tuvo que empezar a importar energía de países vecinos, lo que llevó a un déficit descomunal en las cuentas públicas, casi el 90% de ese déficit, cerca de 200 mil millones de pesos al año.
¿Qué país puede tener una economía sana con ese déficit?
¿El Municipio de María Grande podría sobrevivir si bajara las tasas en vez de aumentarlas? ¿Podría prestar los servicios de alumbrado, barrido y limpieza y la provisión de agua si no se hubieran aumentado las tasas todos los años en valores similares a la inflación? ¿Se podría haber invertido 2 millones y medio en reparación y mantenimiento de luminarias? ¿O los 880 mil pesos para agua potable? ¿ O los 619 mil pesos en mantenimiento cloacal? Hasta cuando se trató la ordenanza de uso de la combi municipal a ser utilizada por instituciones educativas y clubes locales se justificó la necesidad de que el municipio “no perdiera plata”.
Si está bien que el gobierno provincial justicialista aumente fuertemente el impuesto inmobiliario provincial o el impuesto automotor, por qué está tan mal que a nivel nacional trate de cubrirse mínimamente el costo de la luz y el gas? ¿Es viable mantener un estado en el que se aumentaron 2 millones de empleados públicos en la década Kirchnerista? Cómo se pagan los sueldos?
¿Se puede bregar por el equilibrio de las finanzas municipales mientras se apoya una política populista que hacía que en muchos casos –especialmente Capital y Gran Buenos Aires-, el costo de la electricidad o gas fuera menor que el abono mensual del celular o del video cable?
¿Cuántos años puede sobrevivir un estado en esas condiciones? Como siempre, un gobierno organiza y lucra con una fiesta, y el que viene luego tiene que pagarla. Ya lo hemos vivido muchas veces.

Bloque de Concejales CAMBIEMOS de María Grande