María Grande al Día

POR Diego Lara – Dip. Provincial

Por estas horas el recuerdo del General José de San Martín no ocupa un lugar muy destacado entre los “temas del día” de muchos de nosotros, salvo posiblemente en el ámbito escolar.

Y si nos tomamos un minuto para decir algo del máximo prócer argentino, al momento de los homenajes, muchas veces caemos en la simplificación -consolidada durante décadas por la historia mitrista- de recordar al Padre de la Patria solamente en su faceta militar, cuya importancia nadie discute por supuesto. Sin embargo, quiero hoy recordar a José de San Martín como el lúcido político que fue.

Muchas veces se ha dicho que el dirigente político es quien tiene la capacidad de ver más lejos, de anticiparse a las acontecimientos por venir. Queda claro entonces que como nadie, San Martín vio anticipadamente los peligros que acechaban a la patria y queda también claro que gracias a su visión política se logró la declaración de la independencia en 1816. Esa relación ha sido escamoteada por la historia oficial, a tal punto que en los recientes homenajes por el Bicentenario de la Declaración de la Independencia no fue explicitada de manera suficiente, al menos a mi criterio.

La declaración de la independencia era parte esencial del plan del Libertador. Se sabe que para ello debió lucha contra algunos que planeaban entregar al país a los portugueses, otros a los españoles y otros a la corona británica. No pretendo dar una clase de historia, ni mucho menos interpretarla; simplemente opino que sería justo reconocer esa profunda relación entre San Martín y la independencia nacional.

Me pareció entonces prudente recordar en un día como hoy al Padre de la Patria como un político trascendental en la historia nacional, sacar su recuerdo del estereotipo militar en el que solemos colocarlo para apreciar mejor la grandeza de su conducta; y valorar sus ejemplos que -más poderosos que sus palabras- mantienen una vigencia admirable.